TRES CIELOS Y UN INFIERNO by Toni Moreno

TRES CIELOS Y UN INFIERNO by Toni Moreno

autor:Toni Moreno
La lengua: eng
Format: epub
editor: ‎ Independently published


—No veo a Luzbel, ni a Astharot. Tampoco veo a Razziel ¿estarán bien? —le preguntó Miranda.

—Están capturados, Miranda —respondió el, sin dejar de mirar fijamente a los distintos ejércitos.

—¿Y me lo dices así, tan tranquilo? ¡Acabaran con ellos!

—Tranquila, ahora, aquí se rigen estrictamente por órdenes y leyes que están escritas, y a las que hay que obedecer —le explicaba Asmodeo, sentándose esta vez—. En una de ellas, está escrito que al opositor (Luzbel) ha de permanecer durante mil años, encarcelado y arrojado al abismo.

—¡Entonces hemos de acudir rápidamente en su ayuda, antes de que esto ocurra, Asmodeo!

—Luzbel se ha entregado porque así lo quiso, y porque así está escrito —le respondió Asmodeo.

—¡No pienso quedarme aquí cruzada de brazos y sin hacer nada, esperando a ver si ganan o no los aliados de Luzbel! ¡Acudamos en su ayuda! —le dijo algo alterada, Miranda.

—¿Y me puedes decir cómo vas a lograr ir hasta él, si ni siquiera tienes alas? Y aunque las tuvieras, no lograríamos llegar a ninguna parte. Ahí dentro estará lleno de ángeles que están dispuestos a todo.

—Es de suponer que no habrá tantos, porque la mayoría están aquí afuera, eso es algo que ya deberías saber ¿o es que ya no te acuerdas del lugar en el que habéis nacido?

—El primer Cielo, no fue el lugar de nacimiento de algunos ángeles.

—¡No me fastidies ¿de dónde vas a ser, sino? —le recalcó ella.

—Aunque ahora no sea un buen momento para explicártelo, te diré que mi inseparable compañero Astharot, es terrestre. Sus alas se las dio un ángel —le respondió Asmodeo, cogiéndola en sus brazos, y comenzando a volar—. ¡Y si, tienes razón, vamos a buscar a Luzbel, pero sin que nadie nos vea!

—¿Por qué razón no me dijiste el origen de su existencia? ¿acaso es que siente vergüenza por ello? —siguió preguntándole Miranda, en pleno vuelo hacia El primer Cielo.

—No se trata de eso Miranda, tan solo es porque siente bastante tristeza al recordarlo… sus padres y toda su raza, murió. Tan solo Astharot y su hermano se salvaron de esa gran catástrofe mundial que Elohim ejecutó sobre la Tierra.

—¿Te estás refiriendo a los días del Diluvio universal?

—Así es, son parte de una raza que fue creada sin la intervención de Dios. Fueron castigados todos los ángeles que les desobedecieron, y con ellos, sus esposas, sus hijos y el resto de la humanidad. Ya no era solamente por haber amado a las mujeres humanas y haber tenido hijos con ellas, sino también por haberles enseñado toda clase de artes prohibidos.

—¿Qué clase de artes prohibidos eran esos? —preguntó Miranda, intrigada.

—Diferentes artes, como por ejemplo el de Azazel que le enseñó al hombre como extraer el oro, plata y hierro para fundirlo y hacer espadas, y a las mujeres el arte del maquillaje y los adornos de piedras preciosas. Cada uno de ellos tenían un distinto poder para hacer cosas. Su padre tenía el arte de la hechicería, y es gracias a él, que pudieron tener unas alas propias.

—¿Y quién es su hermano, Asmodeo? —siguió preguntándole ella, con mucho interés.



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